Llegó el otoño. Las primeras lluvias empiezan a humedecer los caminos, y el frío y el gélido viento va poco a poco haciendo acto de presencia para, sin darnos cuenta, quedarse con nosotros. El otoño, con sus hojas secas resbalando por el precioso ocre de los paisajes. El campo luce espléndido, y sus sendas nos invitan a adentrarnos en ellas para descubrir sus secretos.
Nuestra bicicleta, espera impaciente; nerviosa. Quiere salir. Recorrer los montes y caminos. Pero no lo sabe. Él esta ahí, acechando a su víctima. Todos los años vuelve. Ella lo desconoce pero, sin quererlo, se lo encontrará. Y él, siempre tumbado en el camino, no perdona....
Nuestra bicicleta, espera impaciente; nerviosa. Quiere salir. Recorrer los montes y caminos. Pero no lo sabe. Él esta ahí, acechando a su víctima. Todos los años vuelve. Ella lo desconoce pero, sin quererlo, se lo encontrará. Y él, siempre tumbado en el camino, no perdona....
Odio el barro. Me supera. Sólo oír su nombre me causa escalofríos. El barro, esa masa informe, marrón y viscosa que acecha cobarde a los ciclistas en los caminos. Nunca falta a su cita con las veredas en el otoño y pillu machine le teme........
-´´A Dios pongo por testigo que no volveré a pedalear con barro´´, juré cuál Scarlett O`Hara después de acabar la marcha de los 10.000 de El Soplao este año. Cruce la linea de meta empapado, con el barro adherido a mí cual lapa y con un castañeo de dientes válido para acompañar a Camarón en un tablao flamenco. Y es que cuando el barro se une con sus compinches, el frío y la lluvia, el desastre esta asegurado. Desde ese día no quiero volver a verle más que en los cuencos y en los botijos........
-´´A Dios pongo por testigo que no volveré a pedalear con barro´´, juré cuál Scarlett O`Hara después de acabar la marcha de los 10.000 de El Soplao este año. Cruce la linea de meta empapado, con el barro adherido a mí cual lapa y con un castañeo de dientes válido para acompañar a Camarón en un tablao flamenco. Y es que cuando el barro se une con sus compinches, el frío y la lluvia, el desastre esta asegurado. Desde ese día no quiero volver a verle más que en los cuencos y en los botijos........
Admiro a los bikers que les gusta el barro. A los valientes ciclistas otoñales. En otra época, cuando era más joven incluso lo buscaba. Era más intrépido y tenía algo más de dinero para las reparaciones. Ahora no, ya no me encontraréis por los caminos hasta que el polvo venza la batalla a la arcilla. Hasta que sus aliados, el frío y la lluvia, marchen a devastar otros territorios. Sólo entonces, volveré a pedalear por los senderos.
Aunque me cueste decirlo no todo es negativo en el barro. La arcilla posee cualidades que le hacen ser un elemento natural con grandes virtudes para la curación de dolencias: es refrescante y calma el dolor, descongestionante, antinflamatorio, antioxidante e incluso cicatrizante. Los naturistas recomiendan su administración mediante via oral o por vía externa.
¿Qué mejor forma de apropiarnos de sus virtudes que montando en bicicleta?. En este caso la ingesta de barro es notable. Se traga arcilla, se mastica e incluso se adhiere a nuestro rostro como si fuera una cataplasma. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que practicar el ciclismo con barro es bueno para la salud. Quizá sea por esto que ahora en Otoño hay ciclistas que no dudan en adentrarse por los caminos y ponerse, sin miedo alguno, hasta arriba de barro. Unos bikers que no temen al fango, que se mimetizan con él, y que no dudan en sacar la bicicleta haga el tiempo que haga.
Aunque me cueste decirlo no todo es negativo en el barro. La arcilla posee cualidades que le hacen ser un elemento natural con grandes virtudes para la curación de dolencias: es refrescante y calma el dolor, descongestionante, antinflamatorio, antioxidante e incluso cicatrizante. Los naturistas recomiendan su administración mediante via oral o por vía externa.
¿Qué mejor forma de apropiarnos de sus virtudes que montando en bicicleta?. En este caso la ingesta de barro es notable. Se traga arcilla, se mastica e incluso se adhiere a nuestro rostro como si fuera una cataplasma. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que practicar el ciclismo con barro es bueno para la salud. Quizá sea por esto que ahora en Otoño hay ciclistas que no dudan en adentrarse por los caminos y ponerse, sin miedo alguno, hasta arriba de barro. Unos bikers que no temen al fango, que se mimetizan con él, y que no dudan en sacar la bicicleta haga el tiempo que haga.
Esa adicción al barro hace que haya una élite del ciclismo única: el ciclista fangoso. Esta especie de ciclista ha ido evolucionando a traves de los tiempos de manera diferente al resto de los bikers temerosos. Ellos provienen de una especie peculiar a la cual se asemejan y a la que admiran sin saberlo:
"Habitante sosegado de ciénagas y manglares - el Pez del Fango (género Periophthalmus). En el barro esta gallarda criatura desarrolla todas y cada una de sus funciones vitales: alimentación, reproducción y siestas de los domingos. A lo largo de generaciones, el Pez del Fango ha logrado adaptarse a tan hostil entorno, burlando a su destino. Admírese su porte y su garbo. Entre lodo, este ser se ha hecho fuerte, honorable, perfecto. El barro como medio de vida, que mima, que ampara, que dignifica. El Pez del Fango nos enseña que el barro, más que un medio, es un fin en sí mismo. Algo por lo que merece la pena vivir e incluso acabar una carrera. Bien lo saben los valientes a dos ruedas dispuestos a encontrar en él la gloriosa caricia de la Madre Gea."
"Habitante sosegado de ciénagas y manglares - el Pez del Fango (género Periophthalmus). En el barro esta gallarda criatura desarrolla todas y cada una de sus funciones vitales: alimentación, reproducción y siestas de los domingos. A lo largo de generaciones, el Pez del Fango ha logrado adaptarse a tan hostil entorno, burlando a su destino. Admírese su porte y su garbo. Entre lodo, este ser se ha hecho fuerte, honorable, perfecto. El barro como medio de vida, que mima, que ampara, que dignifica. El Pez del Fango nos enseña que el barro, más que un medio, es un fin en sí mismo. Algo por lo que merece la pena vivir e incluso acabar una carrera. Bien lo saben los valientes a dos ruedas dispuestos a encontrar en él la gloriosa caricia de la Madre Gea."
Muchos ciclistas otoñales me recuerdan a esta especie y es que, salvo el acto de la reproducción sobre la bicicleta (o eso creo), comparten con él las demás facetas de su existencia. Grandes y admirables estos ciclistas que no reunen la lucha contra el fango. Valientes.
Mi consejo siempre será el mismo. Si algún día veís barro, huid. Si sois intrepidos y os tenéis que enfrentar a él me permito daros unos consejos fundamentales:
1) No meter la ropa según vengáis de pedalear en la lavadora. El barrizal que se monta en el tambor del electrodoméstico es considerable y las consecuencias técnicas y familiares impredecibles.
2) Recomendable meter maillot, cullotte, guantes y demás material en la bañera y lavar. Después volver a lavar y lavar como si estuvieramos limpiando caracoles. Ahora sí, a la lavadora. Aún así, consecuencias familiares impredecibles.
3) Abrir la hucha y sacar 200 euros.
4) Depositar los 200 euros en nuestro taller de confianza. Ufff.. te has comido las pastillas de freno. Uffff... la cadena y el casette de piñones pa´tirar..... Es que el barro es una lija, dirá nuestro mecánico con gesto hiperterrito. Y ese clack, clack del pedalier...............
5) Nunca, bajo ningún concepto, subir la bici a casa sin lavar. Este consejo es válido también para el maletero del coche. Si no lo hacemos consecuencias familiares 100% predecibles.
6) Sacar 20 euros de la cartera y visitar nuestra farmacia habitual. Después de lidiar con el barro, la lluvia y el frio es muy probable que tengamos que abonarnos a la ingesta de Frenadol por lo menos una semana. Recomendable la compra de hilo dental para sacarnos la arcilla de los dientes.
No nos olvidemos de adquirir una caja de Gelocatil, ya que si no seguimos estos consejos, nos va a ser muy útil para aguantar la reprimenda familiar. Lo digo por experiencia. Acabo de ingerir dos capsulas. Vengo de sacar a pasear la mountain bike y, aunque he seguido el paso dos, la charla ha sido considerable. Es que no aprendo. Maldito Montan Bike...............
Sed felices.
Mi agradecimiento a Ricardo Pérez de la Fuente (palentólogo de la Universidad de Barcelona) por asesorarme sobre el pez del fango. Las imágenes aportadas y la descripción del bicho dan un rigor científico inusitado a este artículo. Abrazos cientos.
Mi consejo siempre será el mismo. Si algún día veís barro, huid. Si sois intrepidos y os tenéis que enfrentar a él me permito daros unos consejos fundamentales:
1) No meter la ropa según vengáis de pedalear en la lavadora. El barrizal que se monta en el tambor del electrodoméstico es considerable y las consecuencias técnicas y familiares impredecibles.
2) Recomendable meter maillot, cullotte, guantes y demás material en la bañera y lavar. Después volver a lavar y lavar como si estuvieramos limpiando caracoles. Ahora sí, a la lavadora. Aún así, consecuencias familiares impredecibles.
3) Abrir la hucha y sacar 200 euros.
4) Depositar los 200 euros en nuestro taller de confianza. Ufff.. te has comido las pastillas de freno. Uffff... la cadena y el casette de piñones pa´tirar..... Es que el barro es una lija, dirá nuestro mecánico con gesto hiperterrito. Y ese clack, clack del pedalier...............
5) Nunca, bajo ningún concepto, subir la bici a casa sin lavar. Este consejo es válido también para el maletero del coche. Si no lo hacemos consecuencias familiares 100% predecibles.
6) Sacar 20 euros de la cartera y visitar nuestra farmacia habitual. Después de lidiar con el barro, la lluvia y el frio es muy probable que tengamos que abonarnos a la ingesta de Frenadol por lo menos una semana. Recomendable la compra de hilo dental para sacarnos la arcilla de los dientes.
No nos olvidemos de adquirir una caja de Gelocatil, ya que si no seguimos estos consejos, nos va a ser muy útil para aguantar la reprimenda familiar. Lo digo por experiencia. Acabo de ingerir dos capsulas. Vengo de sacar a pasear la mountain bike y, aunque he seguido el paso dos, la charla ha sido considerable. Es que no aprendo. Maldito Montan Bike...............
Sed felices.
Mi agradecimiento a Ricardo Pérez de la Fuente (palentólogo de la Universidad de Barcelona) por asesorarme sobre el pez del fango. Las imágenes aportadas y la descripción del bicho dan un rigor científico inusitado a este artículo. Abrazos cientos.