Historia de una Restauración. Parte III.
Alcyon. Desnudando a la dama
Desde que la desnude, desde que la despoje de sus grises componentes no me habia vuelto a dirigir la palabra. Se siente vulnerable sin los mecanismos que la hacen funcionar. Sin sus ruedas, sin los frenos que tantas veces la han librado de acariciar el suelo. Su acero oxidado es ahora su única vestimenta en estos fríos días de invierno. Y, así, sé que no se siente cómoda. Aunque le preguntaba, nunca me hablaba. El silencio por respuesta eran sus únicas palabras. Hoy al fin he vuelto a escuchar su acento francés. Me ha contado su historia:
Su sangre es noble. Su acero lecho de campeones. En 1909 Francois Faber se proclamó vencedor del Tour de Francia a lomos de una antepasada suya. Eran tiempos de ciclismo heroico, de carreteras adoquinadas, de asfaltos pedregosos, de etapas interminables donde se recorrían regularmente 400 kilómetros y donde el único doping era un buen bocadillo. En los tiempos en los que el ciclismo era una gesta, las bicicletas Alcyon eran el eficaz arma de estos valientes. En 1910 Octave Lapize, en 1911 Gustave Garrigou y en 1912 Odile Defraye se proclamaron vencedores del Tour de Francia sobre el acero azul de una Alcyon. Fue Octave Lapize el que pronunció una de las frases más míticas en el Tour al coronar por primera vez en la historia el Tourmalet. Dirigiéndose a los organizadores les dijo: ´´Sois unos asesinos ´´. Esta frase resume lo que era el ciclismo en aquellos años. Deportistas duros de verdad y bicicletas a las que hoy llamamos ¨hierros¨ pero que aguantaban, sin rechistar, tan soberanas palizas. Alcyon demostró ser la mejor.
Alcyon. Desnudando a la dama
Desde que la desnude, desde que la despoje de sus grises componentes no me habia vuelto a dirigir la palabra. Se siente vulnerable sin los mecanismos que la hacen funcionar. Sin sus ruedas, sin los frenos que tantas veces la han librado de acariciar el suelo. Su acero oxidado es ahora su única vestimenta en estos fríos días de invierno. Y, así, sé que no se siente cómoda. Aunque le preguntaba, nunca me hablaba. El silencio por respuesta eran sus únicas palabras. Hoy al fin he vuelto a escuchar su acento francés. Me ha contado su historia:
Su sangre es noble. Su acero lecho de campeones. En 1909 Francois Faber se proclamó vencedor del Tour de Francia a lomos de una antepasada suya. Eran tiempos de ciclismo heroico, de carreteras adoquinadas, de asfaltos pedregosos, de etapas interminables donde se recorrían regularmente 400 kilómetros y donde el único doping era un buen bocadillo. En los tiempos en los que el ciclismo era una gesta, las bicicletas Alcyon eran el eficaz arma de estos valientes. En 1910 Octave Lapize, en 1911 Gustave Garrigou y en 1912 Odile Defraye se proclamaron vencedores del Tour de Francia sobre el acero azul de una Alcyon. Fue Octave Lapize el que pronunció una de las frases más míticas en el Tour al coronar por primera vez en la historia el Tourmalet. Dirigiéndose a los organizadores les dijo: ´´Sois unos asesinos ´´. Esta frase resume lo que era el ciclismo en aquellos años. Deportistas duros de verdad y bicicletas a las que hoy llamamos ¨hierros¨ pero que aguantaban, sin rechistar, tan soberanas palizas. Alcyon demostró ser la mejor.
Octave Lapize 1910
Alcyon también dominó el Tour después de la primera gran guerra. En los años veinte llegó primera en 1927 y 1928 con Nicolas Franz y en 1929 con Maurice De Waele. Victorias en la Paris Roubaix, en la Lieja Baston Lieja, en la Flecha Balona, Milán San Remo, etc,etc..........lograron acrecentar el mito.
Mientras me narraba la historia de su estirpe, Trek nos observaba mustia desde un rincón. Sus celos crecián como la levadura. Ella también era de cuna noble, su familia había luchado como la que más en el asfalto del Tour de Francia. Pero sus jinetes no estaban limpios y un tal Lance Amstrong ha manchado la historia de su familia. Los Tours ganados por los de su sangre se han evaporado como el hielo de los gin tonics. Trek esta triste y en sus ojos se aprecia el destello de la envidia.
Según me contaba, Alcyon, sus orígenes más ganas me entraban de pedalear con ella. Su relato me emocionó de verdad cuando me contó que el primer español que corrió en el Tour posiblemente lo hizo con un familiar suyo. Fue en 1909 cuando Jose María Javierre se apuntó con el dorsal 70 en la carrera más dura del momento. 4497 km divididos en 14 terroríficas etapas de más de 300 km. Este Tour pasaría a la historia como uno de los más fríos y lluviosos jamás disputados. El de Jaca acabó en el puesto 17. Un año después abrió una tienda de bicicletas Alcyon en la isla de Oleron y continuo participando en las duras carreras del momento sobre su azul acero. Josep Habierre, el francés de Jaca.
Mientras Alcyon, me contaba la historia de sus abuelos, yo me esforzaba por devolver la juventud a sus piezas.
- Vuelve a hacerlas brillar, me suplico. Si no destello no soy Alcyon, sólo una estrella más apagada.
Fue entonces cuando me contó el orígen de su nombre:
Mientras me narraba la historia de su estirpe, Trek nos observaba mustia desde un rincón. Sus celos crecián como la levadura. Ella también era de cuna noble, su familia había luchado como la que más en el asfalto del Tour de Francia. Pero sus jinetes no estaban limpios y un tal Lance Amstrong ha manchado la historia de su familia. Los Tours ganados por los de su sangre se han evaporado como el hielo de los gin tonics. Trek esta triste y en sus ojos se aprecia el destello de la envidia.
Según me contaba, Alcyon, sus orígenes más ganas me entraban de pedalear con ella. Su relato me emocionó de verdad cuando me contó que el primer español que corrió en el Tour posiblemente lo hizo con un familiar suyo. Fue en 1909 cuando Jose María Javierre se apuntó con el dorsal 70 en la carrera más dura del momento. 4497 km divididos en 14 terroríficas etapas de más de 300 km. Este Tour pasaría a la historia como uno de los más fríos y lluviosos jamás disputados. El de Jaca acabó en el puesto 17. Un año después abrió una tienda de bicicletas Alcyon en la isla de Oleron y continuo participando en las duras carreras del momento sobre su azul acero. Josep Habierre, el francés de Jaca.
Mientras Alcyon, me contaba la historia de sus abuelos, yo me esforzaba por devolver la juventud a sus piezas.
- Vuelve a hacerlas brillar, me suplico. Si no destello no soy Alcyon, sólo una estrella más apagada.
Fue entonces cuando me contó el orígen de su nombre:
¨Alcyon - me dijo- es la estrella más brillante del cúmulo conocido como Las Pléyades en la constelación de Tauro. Se las conoce también como Las Siete Hermanas o Las Siete Cabrillas . Si consigues distinguirlas en el firmamento, la que más brilla de todas, esa soy yo: Alcyon.¨
No podía estar gris, mustia y apagada. Sabiendo la cuna de su nombre, tenía que hacerla resplandecer. Hoy, después de muchas horas de limpieza, de lijado, de pulido, sus componentes vuelven por fin a brillar. Hoy, por fin, hacen honor a su nombre.
Después de sumergir sus componentes en el ácido oxálico, los restos de óxido y la mugre que parecía soldada a sus piezas han desaparecido. Aún así, el ácido daba al aluminio un aspecto limpio pero apagado por lo que había que seguir trabajando con ellos:
El procedimiento para acabar con esa capa blanquecina del aluminio ha sido el tratar a las piezas con otro producto milagroso, casí de brujería: METAL POLISH de Wurth. Una pequeña cantidad de este producto aplicado con un paño suave y posterior limpieza con otro paño seco hasta retirar el producto. El resultado un brillo casi como el del primer día. Alcyon ya no va a desentonar entre sus hermanas Las Pléyades.
Una vez pulidas todas las piezas, con el objetivo de protegerlas, les he aplicado una capa de barniz incoloro especial para metales. El resultado, lo podeís ver en las fotos, es bastante digno.
Ruedas, cambio, desviador, manetas, potencia, lucen casi como el primer día, pero ahora falta lo más importante: el cuerpo de Alcyon. Es hora de acariciar su acero, de devolverle la tersura y la firmeza. Es hora de que su azul resplandezca. No va a ser tarea fácil. Lo vamos a intentar. Pero como se suele decir, esa será otra historia....................
Una vez pulidas todas las piezas, con el objetivo de protegerlas, les he aplicado una capa de barniz incoloro especial para metales. El resultado, lo podeís ver en las fotos, es bastante digno.
Ruedas, cambio, desviador, manetas, potencia, lucen casi como el primer día, pero ahora falta lo más importante: el cuerpo de Alcyon. Es hora de acariciar su acero, de devolverle la tersura y la firmeza. Es hora de que su azul resplandezca. No va a ser tarea fácil. Lo vamos a intentar. Pero como se suele decir, esa será otra historia....................