Alcyon. Historia de un encuentro.
Eran cerca de las once de la noche de ayer cuando al fín logré que sonriera. Los días anteriores la notaba taciturna, absorta en sus pensamientos, en sus recuerdos. Todo era nuevo para ella. La ciudad, la casa y, sobre todo, yo. Tenía que convercerla de que lo mejor era que se quitara esas ropas. Que abandonara su timidez y se desnudara. Que se despojara del maquillaje, de sus viejos zapatos y de todos aquellos complementos a los que los años habían teñido de ocre y negro. Sus ruedas están agrietadas, todos sus elementos metálicos, antaño brillantes, son ahora alimento del óxido. Su cuerpo, en otro tiempo garboso, ahora parece un leño carcomido. Sus mecanismos no funcionan. El desuso, la inactividad le ha pasado factura. Lejos quedan las horas en las que su piel brillaba en la carretera. Cuando sus cromados deslumbraban los ojos de los osados que la miraban furtivos. En este estado no puede volver al asfalto. No lo soportaría. Aunque sé que quiere hacerlo de nuevo. Le prometí arreglarla.... y esbozó una leve sonrisa. Me toca la ardua tarea de devolverle la nostálgia. Comienza la restauración.
Así que os cuento los progresos que he hecho en estos cuatro días y que se resume en: desnudarla entera. Desmontar todas sus piezas para proceder a su limpieza. Quitar la espesa capa de mugre e intentar hacer desaparecer el óxido. Os adjunto unas fotos para que veáis el estado de algunos de sus mecanismos y ahora os cuento el procedimiento que estoy siguiendo. No sé si será el más adecuado, pero bueno, ya veremos los resultados.
Los elementos metálicos, salvo pedales y llantas, los voy a tratar con ácido oxálico sumergiéndolos 48 horas en agua con dos cucharadas de este producto por litro. Ya veremos qué tal.
En cuanto a los pedales y llantas la limpieza va a ser mecánica. O, lo que es lo mismo, lijado con lija de agua finita, KH 7, limpiafrenos de WURT (vale para todo como el Bálsamo de Fierabrás) y Dremel. He preferido no desmontar los rodamientos de las ruedas, ya que van bastante bien, por lo que sumergirlos tanto tiempo en agua con el ácido no era lo más apropiado. Para quitar la espesísima capa de guarrería que hay en los piñones el infalible gas oil. Y sobre todo paciencia, mucha paciencia.............y horas dándole y dándole. Una vez limpitas y sin óxido, posterior barnizado de todas las piezas para protegerlas. Pero eso será otra historieta.
Bueno, pues lo dicho, seguiré informando. Voy a pillar la lija y a darle un poco a los pedales. Hoy el óxido volverá a visitarme por la noche. De nuevo será el protagonista de mis peores sueños.