Sin la amistad, el mundo es un desierto.
F. Bacon
Reto Solo Bici/ Cofidis/Endomondo 2015. Una plaza para la Titan Desert en juego.
Dime dónde hay un charco que allí me meto. Pepa Pig y yo, primos hermanos. Un concurso. Un reto. Una posibilidad de coger de nuevo un tren que hace dos años se me escapó con el billete en la mano y la maleta hecha. La suerte es caprichosa como el viento. Unas veces de culo y las más de cara. El destino y el azar o te ayudan a subir las bolsas de la compra o te ponen la zancadilla. Aquella vez el destino me la jugó. Esta vez iré a la estación y cogeré el tren en marcha. No quiero quedarme como la Penélope de Serrat esperando eternamente en el andén.
La Titan Desert. El desierto. Un sueño lejano. Cuando hace dos años una inesperada llamada me sorprendió, sin anestesia ni nada, andando por la calle, el desmayo fue evitable por muy poco. Sorpresa. Una voz femenina me comunicó que había sido agraciado, en un concurso que organizaba Cofidis, con una plaza para disputar la Titan Desert 2013. Un salto de record Guiness. Un alarido de felicidad dejaron a los impertinentes cláxones de los coches a la altura de un susurro. Qué grito. La felicidad disfrazada de decibelios. Pero ya se sabe, amado lector, que cuanto más alto se sube más duelen los puntos de sutura.
Y así, sin más, la suerte cambio de acera. Se esfumó el sueño. La Titan se escurrió como los anillos por los sumideros. Por más que la busqué no la encontré. Faltaban apenas veinte días. Rotura de clavicula. Ahora sí, anestesia, hierros y clavos. El olor caliente del desierto se tornó en el frio perfume del quirofano. La espina se clavó profunda. No había pinzas para sacarla. Prometí, puño al cielo, cual Escarlata O´Hara, que a Dios ponía por testigo que algún día pedalearía en el desierto. Era ahora o posiblemente nunca. Nunca digas nunca, jamás.
La Titan Desert. El desierto. Un sueño lejano. Cuando hace dos años una inesperada llamada me sorprendió, sin anestesia ni nada, andando por la calle, el desmayo fue evitable por muy poco. Sorpresa. Una voz femenina me comunicó que había sido agraciado, en un concurso que organizaba Cofidis, con una plaza para disputar la Titan Desert 2013. Un salto de record Guiness. Un alarido de felicidad dejaron a los impertinentes cláxones de los coches a la altura de un susurro. Qué grito. La felicidad disfrazada de decibelios. Pero ya se sabe, amado lector, que cuanto más alto se sube más duelen los puntos de sutura.
Y así, sin más, la suerte cambio de acera. Se esfumó el sueño. La Titan se escurrió como los anillos por los sumideros. Por más que la busqué no la encontré. Faltaban apenas veinte días. Rotura de clavicula. Ahora sí, anestesia, hierros y clavos. El olor caliente del desierto se tornó en el frio perfume del quirofano. La espina se clavó profunda. No había pinzas para sacarla. Prometí, puño al cielo, cual Escarlata O´Hara, que a Dios ponía por testigo que algún día pedalearía en el desierto. Era ahora o posiblemente nunca. Nunca digas nunca, jamás.
El tren vuelve a pasar por mi lado. Una aplicación deportiva para el móvil: Endomondo. Un concurso patrocinado por Cofidis y la revista Solo Bici. Pillumachine vs Calorias. Enemigos íntimos. Misión: destruir las máximas posibles durante dos semanas. El que más queme dando pedales gana una inscripción para la Titan Desert 2015. Aquí esta de nuevo mi oportunidad. Otra vez el desierto. Otra vez Cofidis. La posibilidad de tomarme la revancha. De arrancar la espina que tengo lacerando mi piel desde hace dos años.
15 días. Sólo unos eternos 15 dias. Pedalear contra el asfalto, contra uno mismo. 15 días . Sólo unos inaplacables 15 dias. Girar de ruedas. Crema de sol. Viento. Guantes de lana. Mas calor que frio. Más anticiclón que borrascas. Menos mal, sólo faltaba. Soledad de asfalto. Esta vez poca arena. Más road que mtb. Kilómetros que desgastarán mi cuerpo como la lija. También me harán más fuerte. Calorias. Un día y otro y otro más. Las mismas carreteras. Los mismos paisajes. Las manos en el manillar. La vista en el horizonte. Pedalear. Calorias. Pedalear. Calorias. Pedalear.... El billete para cumplir un sueño tiene un único precio: no tirar la toalla. Titan Desert. En la cabeza siempre la Titan Desert. El premio lo merece. Yo en las listas del INEM haciendo jornadas laborales sobre la bici. Horas extras. Al día siguiente vuelta a empezar. Avanzar camino del desierto por un repecho de calorias.
Rutina. Esfuerzo. Monotonía. Pedaleo de un autómata. -Soto-Manzanares-Cerceda-Moralzarzal. Un circuito. 40 km. Una vuelta y otra más. Y otra y otra más. Premio en cada vuelta. Un chupa-chus. Unos regalices. Palmera de chocolate. La gasolinera de Manzanares del Real se convierte en un Oasis en mi desierto particular. Mete calorias. Continua. Quema calorias. Paradojas de este camino. Siempre las malditas calorias.
El negro alquitrán se convierte, muchas veces, en la arena del Erg Chebbi en mi imaginación. No pedaleo por la sierra de Madrid, en muchos momentos vuelo por un oceáno de arena. El Atlas, las dunas, las pistas infinitas me acompañan en mi deambular cansino por la carretera. Un dia; y otro y otro más. Son sólo quince dias. Eternos. Infinitos. El cuerpo se habitua. La mente se anestesia. Nadie dijo que esto fuera a ser fácil.
15 días. Sólo unos eternos 15 dias. Pedalear contra el asfalto, contra uno mismo. 15 días . Sólo unos inaplacables 15 dias. Girar de ruedas. Crema de sol. Viento. Guantes de lana. Mas calor que frio. Más anticiclón que borrascas. Menos mal, sólo faltaba. Soledad de asfalto. Esta vez poca arena. Más road que mtb. Kilómetros que desgastarán mi cuerpo como la lija. También me harán más fuerte. Calorias. Un día y otro y otro más. Las mismas carreteras. Los mismos paisajes. Las manos en el manillar. La vista en el horizonte. Pedalear. Calorias. Pedalear. Calorias. Pedalear.... El billete para cumplir un sueño tiene un único precio: no tirar la toalla. Titan Desert. En la cabeza siempre la Titan Desert. El premio lo merece. Yo en las listas del INEM haciendo jornadas laborales sobre la bici. Horas extras. Al día siguiente vuelta a empezar. Avanzar camino del desierto por un repecho de calorias.
Rutina. Esfuerzo. Monotonía. Pedaleo de un autómata. -Soto-Manzanares-Cerceda-Moralzarzal. Un circuito. 40 km. Una vuelta y otra más. Y otra y otra más. Premio en cada vuelta. Un chupa-chus. Unos regalices. Palmera de chocolate. La gasolinera de Manzanares del Real se convierte en un Oasis en mi desierto particular. Mete calorias. Continua. Quema calorias. Paradojas de este camino. Siempre las malditas calorias.
El negro alquitrán se convierte, muchas veces, en la arena del Erg Chebbi en mi imaginación. No pedaleo por la sierra de Madrid, en muchos momentos vuelo por un oceáno de arena. El Atlas, las dunas, las pistas infinitas me acompañan en mi deambular cansino por la carretera. Un dia; y otro y otro más. Son sólo quince dias. Eternos. Infinitos. El cuerpo se habitua. La mente se anestesia. Nadie dijo que esto fuera a ser fácil.
Algunos participantes juegan con las cartas marcadas. Ciclistas espectros. Invisibles sus actividades. Trileros. Al final se esfumarán del ranking ante el empuje de los cazafantasmas. El reto se convierte en un desafio personal. Los músculos en la licuadora. Marchan también los kilos. Ocho de ellos abandonarán el confortable almohadón de mi barriga cervecera. La cabeza siempre pensando en el dia después. En arrancar las hojas del calendario. Los dias menguan lentos como la cera en las velas. Cada vez queda menos. Cada vez hay que pedalear más.
Durante el reto, el tren de la Titán Desert algunas veces se aleja desaparececiendo por el túnel. Otras esta ahí, parado en el anden. La ilusión por ir al desierto baja y sube como un yo-yo. Motivación, unos días. Fondo negro, otros. Pero siempre el dia siguiente. Girar de ruedas. Monotonía. Pedalear por un sueño; una revancha mueve mis piernas a cada pedalada. Sin la amistad la vida es un desierto. La amistad de mucha gente me llevará a él. Ánimos. Compañía. Amigos. Bálsamo de Fierabrás cuando los ánimos están apunto de despeñarse por el precipicio. Durante todos estos kilómetros de soledad nunca he pedaleado sólo. Gracias amigos por ello.
Durante el reto, el tren de la Titán Desert algunas veces se aleja desaparececiendo por el túnel. Otras esta ahí, parado en el anden. La ilusión por ir al desierto baja y sube como un yo-yo. Motivación, unos días. Fondo negro, otros. Pero siempre el dia siguiente. Girar de ruedas. Monotonía. Pedalear por un sueño; una revancha mueve mis piernas a cada pedalada. Sin la amistad la vida es un desierto. La amistad de mucha gente me llevará a él. Ánimos. Compañía. Amigos. Bálsamo de Fierabrás cuando los ánimos están apunto de despeñarse por el precipicio. Durante todos estos kilómetros de soledad nunca he pedaleado sólo. Gracias amigos por ello.
Cabo Cañaveral: 15,14,13,12,11,10,9,8,7,6,5,4,3,2,1 días y quinientas noches. Cuenta atrás. El Cohete ya sin apenas gasoil. Letanía de días. Rosario de kilómetros. Igual que empezó se acabó. Todo tiene un fin. La noche en el Monte de El Pardo fue testigo de mis últimas pedaladas para completar un reto. Las luces de los focos alumbraron como las últimas calorias se escapaban de mi cuerpo. 105. 000 cal. quemadas según la aplicación Endomondo. 2.695 km completados en estos días. Ganador de un concurso que me permitirá cerrar una página para seguramente abrir muchas más. Dorsal 613 para el Décimo aniversario de la Titan Desert. Parece ser que al fin mascaré la tierra del desierto. Sol y arena. Un nuevo desafio. Otro enorme reto por delante. Intentaré aferrarme al flotador y no naufragar en un mar de arena. Esperemos que esta vez, como dice el poeta, por diseñar castillos sin almenas no vuelva a perder las llaves de mi casa. Destino, por humanidad, esta vez dame una tregua. Firmamos tablas.
De bien nacido es ser agradecido:
A Cofidis y a Solo Bici por despertar en mi de nuevo la ilusión.
A Rafa Valle y Victor Álvarez por esos ratos de pedaladas haciendo las cuestas llanas.
A Antonio y a David por su incansable lucha por la verdad.
A los chicos de Biketown por sus animos, su apoyo y sus recoverys.
A todos los que mediante un mensaje, un ¨me gusta¨, una llamada han conseguido que nunca pedaleara sólo.
A Beatriz y a mis hijos por su santa paciencia.
A todos, de todo corazón, GRACIAS.
Abrazos y apiernas a todos.
15 dias en imagenes:
De bien nacido es ser agradecido:
A Cofidis y a Solo Bici por despertar en mi de nuevo la ilusión.
A Rafa Valle y Victor Álvarez por esos ratos de pedaladas haciendo las cuestas llanas.
A Antonio y a David por su incansable lucha por la verdad.
A los chicos de Biketown por sus animos, su apoyo y sus recoverys.
A todos los que mediante un mensaje, un ¨me gusta¨, una llamada han conseguido que nunca pedaleara sólo.
A Beatriz y a mis hijos por su santa paciencia.
A todos, de todo corazón, GRACIAS.
Abrazos y apiernas a todos.
15 dias en imagenes: