Otra vez vuelvo a verte -Lisboa y Tajo y todo-
transeúnte inútil de ti y de mí,
extranjero aquí como en todas partes,
tan casual en la vida como en el alma,
fantasma errante por salones de recuerdos
con ruidos de ratas y de maderas que crujen
en el castillo maldito de tener que vivir…
Lisbon Revisited (1926) de Fernando Pessoa
MADRID-LISBOA. 27 y 28 de Septiembre de 2014.
En un recodo, en El Parque de las Naciones de Lisboa, el ansiado arco de meta. No hay bullicio. Sólo espera y cansancio. Algunos transeúntes pasan a nuestro lado y radiografían nuestras caras y nuestras bicicletas embarradas. Una música lejana pone banda sonora al momento. Ya debe de quedar poco para que llegue. El final, antes tan lejano, ya está cerca.
Las luces parecen que flotan sobre el río. Inmóviles, como una guirnalda infinita, sus reflejos se pierden, en una sinuosa curva, más allá de nuestra vista. No conocía el puente Vasco de Gama. Su inmensidad, en la noche de Lisboa, hipnotiza mi mirada. Pasa el tiempo y nada pasa. Las agujas del reloj deambulan lentas quizá contagiadas por el cansancio de los ciclistas. Mis ojos ahora no buscan los destellos del puente flotando sobre el agua. Escudriño la oscuridad en busca del blanco centelleo de las luces sujetas en los manillares y en los cascos. De una de las calles anexas a dónde estamos, aparecen rápidas de la nada. En un visto y no visto las luces se hacen personas y el rojo de su chaqueta nos da la inequivoca señal. La meta está apenas a treinta metros de donde estamos. A nuestro lado, Gil, la mascota de la Expo´98. Sus brazos abiertos y una sonrisa de felicidad, casi tan grande como la mía, domina su cara. Victor aprieta los pedales con fuerza. No nos ve. Su rostro delata el esfuerzo. En un fulgurante sprint cruza el arco de meta. Los leds rojos del cronómetro marcan el tiempo: 35 horas y 18 minutos. Game Over. La Madrid- Lisboa se ha acabado. Hemos terminado este precioso reto y descubierto, no las Indias, como Vasco de Gama, sino que 774 km de mountain bike dan para mucho. La clasificación mostrará el nombre de nuestro equipo: Autojoven-Talleres Hontoria en la posición 17 de la general y en el 5 puesto por equipos de tres. Nos toca disfrutar de este momento. Las miles de pedaladas que hemos dado para llegar hasta aquí han merecido la pena. Es hora ya de apagar las luces de nuestras bicicletas. Las del puente Vasco de Gama permaneceran allí inmóviles, flotando sobre el rio Tajo, esperando que el año que viene volvamos a contemplarlas.
En un recodo, en El Parque de las Naciones de Lisboa, el ansiado arco de meta. No hay bullicio. Sólo espera y cansancio. Algunos transeúntes pasan a nuestro lado y radiografían nuestras caras y nuestras bicicletas embarradas. Una música lejana pone banda sonora al momento. Ya debe de quedar poco para que llegue. El final, antes tan lejano, ya está cerca.
Las luces parecen que flotan sobre el río. Inmóviles, como una guirnalda infinita, sus reflejos se pierden, en una sinuosa curva, más allá de nuestra vista. No conocía el puente Vasco de Gama. Su inmensidad, en la noche de Lisboa, hipnotiza mi mirada. Pasa el tiempo y nada pasa. Las agujas del reloj deambulan lentas quizá contagiadas por el cansancio de los ciclistas. Mis ojos ahora no buscan los destellos del puente flotando sobre el agua. Escudriño la oscuridad en busca del blanco centelleo de las luces sujetas en los manillares y en los cascos. De una de las calles anexas a dónde estamos, aparecen rápidas de la nada. En un visto y no visto las luces se hacen personas y el rojo de su chaqueta nos da la inequivoca señal. La meta está apenas a treinta metros de donde estamos. A nuestro lado, Gil, la mascota de la Expo´98. Sus brazos abiertos y una sonrisa de felicidad, casi tan grande como la mía, domina su cara. Victor aprieta los pedales con fuerza. No nos ve. Su rostro delata el esfuerzo. En un fulgurante sprint cruza el arco de meta. Los leds rojos del cronómetro marcan el tiempo: 35 horas y 18 minutos. Game Over. La Madrid- Lisboa se ha acabado. Hemos terminado este precioso reto y descubierto, no las Indias, como Vasco de Gama, sino que 774 km de mountain bike dan para mucho. La clasificación mostrará el nombre de nuestro equipo: Autojoven-Talleres Hontoria en la posición 17 de la general y en el 5 puesto por equipos de tres. Nos toca disfrutar de este momento. Las miles de pedaladas que hemos dado para llegar hasta aquí han merecido la pena. Es hora ya de apagar las luces de nuestras bicicletas. Las del puente Vasco de Gama permaneceran allí inmóviles, flotando sobre el rio Tajo, esperando que el año que viene volvamos a contemplarlas.
Las etapas. Los participantes.
Bendita ¨locura¨. No puede existir un cócktel mejor. Unir Madrid y Lisboa en una carrera de montan bike por relevos donde el esfuerzo, la aventura, la orientación y el compañerismo van de la mano. Esfuerzo, gps y luces. Un no parar. Pedalear de noche, con rumbo conocido, envueltos en un paisaje de oscuridad. Pedalear de día descubriendo lugares nunca vistos. Conducir y pedalear. El Otoño en pañales. La lluvia, encabritada en forma de fulgurantes tormentas, convirtiendo los caminos en barrizales. Y, sobre ellos, los charcos invitándonos a descubrir su profundidad. Manga corta y manga larga. Autocaravanas y bicicletas. La luz del Sol y la de las linternas. Pedalear de día y de noche con un sólo fin: llegar a la meta de Lisboa en el menor tiempo posible. 774 km donde la oscuridad y el alba nos acompañaran en 10 etapas para lograr nuestro objetivo. A saber:
- LAS ROZAS- ROBLEDO DE CHAVELA. Rider: Victor Álvarez
- ROBLEDO DE CHAVELA- BURGOHONDO. Rider: Pillu Machine.
- BURGOHONDO- NAVAPERAL DE TORMES. Rider: Gonzalo Hontoria
- NAVAPERAL DE TORMES- NAVACONCEJO. Rider: Pillu Machine.
- NAVACONCEJO- CAÑAVERAL. Rider: Victor Álvarez.
- CAÑAVERAL- ALCÁNTARA. Rider: Victor Álvarez.
- ALCANTARA- CEDILLO. Rider: Gonzalo Hontoria.
- CEDILLO- PONTE DE SOR. Rider: Pillu Machine.
- PONTE DE SOR- CORUCHE. Rider: Gonzalo Hontoria.
- CORUCHE- LISBOA. Rider: Victor Álvarez.
Cuatro formas de meterte en este berenjenal. La primera, unicamente para valientes de verdad y sin un gramo de cordura, hacer el recorrido sólo. Mi más sincero respeto y admiración hacia ellos. (19 participantes).
La segunda en equipos de dos, lo que viene siendo en parejas (30 equipos).
La tercera, en la que participaba nuestro equipo Autojoven - Talleres Hontoria, en equipos de tres, lo que siempre se ha conocido como un trío (75 equipos). De aqui los quintos, no está mal.
Y la cuarta, en progresion aritmética, pues de cuatro (89 equipos). Aquí, mis amigos de Biketown con Raúl, Rafa, Antonio y Edu.
De todos los que salimos de Las Rozas, 592 cruzaron el arco de meta en Lisboa. Los primeros en 28 horas y 53 minutos. El último en 55 horas y 14 minutos. Nosotros, ya lo he dicho, pero lo repito en 35 horas y 18 minutos. Puesto diecisiete de la general. Chapó por todos ellos. Por los pros y por los escuderos. Por las motos y los troncomóviles. A todos ellos mis felicitaciones por terminar una marcha épica. Por desafiar a los kilómetros, a la noche, a la lluvia, al sueño.....Por llevar sus límites un poco más lejos....
Bendita ¨locura¨. No puede existir un cócktel mejor. Unir Madrid y Lisboa en una carrera de montan bike por relevos donde el esfuerzo, la aventura, la orientación y el compañerismo van de la mano. Esfuerzo, gps y luces. Un no parar. Pedalear de noche, con rumbo conocido, envueltos en un paisaje de oscuridad. Pedalear de día descubriendo lugares nunca vistos. Conducir y pedalear. El Otoño en pañales. La lluvia, encabritada en forma de fulgurantes tormentas, convirtiendo los caminos en barrizales. Y, sobre ellos, los charcos invitándonos a descubrir su profundidad. Manga corta y manga larga. Autocaravanas y bicicletas. La luz del Sol y la de las linternas. Pedalear de día y de noche con un sólo fin: llegar a la meta de Lisboa en el menor tiempo posible. 774 km donde la oscuridad y el alba nos acompañaran en 10 etapas para lograr nuestro objetivo. A saber:
- LAS ROZAS- ROBLEDO DE CHAVELA. Rider: Victor Álvarez
- ROBLEDO DE CHAVELA- BURGOHONDO. Rider: Pillu Machine.
- BURGOHONDO- NAVAPERAL DE TORMES. Rider: Gonzalo Hontoria
- NAVAPERAL DE TORMES- NAVACONCEJO. Rider: Pillu Machine.
- NAVACONCEJO- CAÑAVERAL. Rider: Victor Álvarez.
- CAÑAVERAL- ALCÁNTARA. Rider: Victor Álvarez.
- ALCANTARA- CEDILLO. Rider: Gonzalo Hontoria.
- CEDILLO- PONTE DE SOR. Rider: Pillu Machine.
- PONTE DE SOR- CORUCHE. Rider: Gonzalo Hontoria.
- CORUCHE- LISBOA. Rider: Victor Álvarez.
Cuatro formas de meterte en este berenjenal. La primera, unicamente para valientes de verdad y sin un gramo de cordura, hacer el recorrido sólo. Mi más sincero respeto y admiración hacia ellos. (19 participantes).
La segunda en equipos de dos, lo que viene siendo en parejas (30 equipos).
La tercera, en la que participaba nuestro equipo Autojoven - Talleres Hontoria, en equipos de tres, lo que siempre se ha conocido como un trío (75 equipos). De aqui los quintos, no está mal.
Y la cuarta, en progresion aritmética, pues de cuatro (89 equipos). Aquí, mis amigos de Biketown con Raúl, Rafa, Antonio y Edu.
De todos los que salimos de Las Rozas, 592 cruzaron el arco de meta en Lisboa. Los primeros en 28 horas y 53 minutos. El último en 55 horas y 14 minutos. Nosotros, ya lo he dicho, pero lo repito en 35 horas y 18 minutos. Puesto diecisiete de la general. Chapó por todos ellos. Por los pros y por los escuderos. Por las motos y los troncomóviles. A todos ellos mis felicitaciones por terminar una marcha épica. Por desafiar a los kilómetros, a la noche, a la lluvia, al sueño.....Por llevar sus límites un poco más lejos....
El equipo
La receta: Coja usted a tres enfermos de las dos ruedas. Uno gallego y dos madrileños. Póngales ropa ceñida, azul y amarilla, y póngalos a hervir. Cuando esten tiernos, apague el fuego, y reserve. En una cacerola muy grande meta asfalto en pequeñas dosis, kilo y tres cuartos de barro de todo tipo, piedras abulenses, madrileñas y extremeñas y remueva hasta conseguir una masa compacta. Coja un cuchillo afilado y desmenuze en tiras muy finas largas subidas con trialeras al gusto y sazone. En una sartén aparte, con agua de lluvia, dore ilusión, un objetivo, un reto y deje reposar. Póngalo todo en un molde y métalo a 770 º en el horno. 10 etapas y ya estará: El Equipo Autojoven- Talleres Hontoria preparado para ser degustado en su mesa.
La receta: Coja usted a tres enfermos de las dos ruedas. Uno gallego y dos madrileños. Póngales ropa ceñida, azul y amarilla, y póngalos a hervir. Cuando esten tiernos, apague el fuego, y reserve. En una cacerola muy grande meta asfalto en pequeñas dosis, kilo y tres cuartos de barro de todo tipo, piedras abulenses, madrileñas y extremeñas y remueva hasta conseguir una masa compacta. Coja un cuchillo afilado y desmenuze en tiras muy finas largas subidas con trialeras al gusto y sazone. En una sartén aparte, con agua de lluvia, dore ilusión, un objetivo, un reto y deje reposar. Póngalo todo en un molde y métalo a 770 º en el horno. 10 etapas y ya estará: El Equipo Autojoven- Talleres Hontoria preparado para ser degustado en su mesa.
Las carreras.
Dos carreras paralelas. Non Stop. Una: la del biker sobre su bicicleta devorando los kilometros y dificultades de su tramo. Dos: la de su equipo desplazándose desde un punto a otro para llegar a la zona donde hay que realizar el cambio de ciclista. El primero, siguiendo la ambigua linea que le marca el GPS. Los segundos, pendientes de las pautas que les marca el libro de ruta para llegar a los puntos de relevo. Una carrera con chip. Una peregrinación de autocaravanas por las carreteras siguiendo el via crucis de los montan bikers.
Por el día las zonas de parking hierven. Trasiego de bikers. Las autocaravanas se abren a los demás, como si fueran pisos pilotos. La tranquilidad se torna, por unas horas, bullicio en los pueblos. Es la hora de la charla con los compañeros, de los masajes a plena luz, de las llaves allen y las dinamométricas. Esta ronda la pago yo. Barra libre de Powerades. Siempre azules, no como el cielo que pronto empieza a tornarse gris. Buffet libre de todo tipo de pasta. Bicicletas por aquí, bicicletas por allá. Ambiente biker en su mejor esencia. Un espectáculo. Es la hora de la espera, del ¨descanso¨, del ritual de preparación del biker que tiene que tomar el testigo. Unos pedaleando, otros esperando. La bici a punto. Nervios. Todo en orden. Unos pasos y la zona de relevo. Y a esperar, como el novio en el altar.
Por la noche las zonas de parking se anestesian. Las autocaravanas se cierran y por la oscuridad los bikers deambulan como fantasmas errantes en la noche. Es la hora del audible silencio. De la luna vigilante. De las luces en los frontales. Y siempre la espera. La incertidumbre de cuándo va a llegar el compañero. En la zona de relevo los bikers aguardan. Lluvia y penumbra. Pasa el tiempo a veces lento, a veces ligero. Es entonces cuando descubres en las sombras el maillot de tu equipo. Un biker descansa, el otro se internará, como un vampiro, en la noche. Ahora sólo tiene que preocuparse en dar pedales y no perder el rumbo. Es entonces cuando de verdad sientes la esencia de la Madrid- Lisboa.
Dos carreras paralelas. Non Stop. Una: la del biker sobre su bicicleta devorando los kilometros y dificultades de su tramo. Dos: la de su equipo desplazándose desde un punto a otro para llegar a la zona donde hay que realizar el cambio de ciclista. El primero, siguiendo la ambigua linea que le marca el GPS. Los segundos, pendientes de las pautas que les marca el libro de ruta para llegar a los puntos de relevo. Una carrera con chip. Una peregrinación de autocaravanas por las carreteras siguiendo el via crucis de los montan bikers.
Por el día las zonas de parking hierven. Trasiego de bikers. Las autocaravanas se abren a los demás, como si fueran pisos pilotos. La tranquilidad se torna, por unas horas, bullicio en los pueblos. Es la hora de la charla con los compañeros, de los masajes a plena luz, de las llaves allen y las dinamométricas. Esta ronda la pago yo. Barra libre de Powerades. Siempre azules, no como el cielo que pronto empieza a tornarse gris. Buffet libre de todo tipo de pasta. Bicicletas por aquí, bicicletas por allá. Ambiente biker en su mejor esencia. Un espectáculo. Es la hora de la espera, del ¨descanso¨, del ritual de preparación del biker que tiene que tomar el testigo. Unos pedaleando, otros esperando. La bici a punto. Nervios. Todo en orden. Unos pasos y la zona de relevo. Y a esperar, como el novio en el altar.
Por la noche las zonas de parking se anestesian. Las autocaravanas se cierran y por la oscuridad los bikers deambulan como fantasmas errantes en la noche. Es la hora del audible silencio. De la luna vigilante. De las luces en los frontales. Y siempre la espera. La incertidumbre de cuándo va a llegar el compañero. En la zona de relevo los bikers aguardan. Lluvia y penumbra. Pasa el tiempo a veces lento, a veces ligero. Es entonces cuando descubres en las sombras el maillot de tu equipo. Un biker descansa, el otro se internará, como un vampiro, en la noche. Ahora sólo tiene que preocuparse en dar pedales y no perder el rumbo. Es entonces cuando de verdad sientes la esencia de la Madrid- Lisboa.
La estrategia.
Qué las altas esferas repartan suerte. Diez etapas para repartir entre tres. Diez dividido entre tres a tres coma tres periódico puro. Las cuentas no salen. A alguien le toca bailar con la más fea. Yo hace tiempo que perdi el rítmo. La estrategia:
- Victor. Cualidades: Rodador. Normalmente con un cuchillo entre los dientes. El Terminator de Valdeorras. Etapas 1.5.6 y 10. La idea. Buen posicionamiento del equipo desde la primera etapa. Descanso de nueve a diez horas y etapas 5 y 6 nocturnas seguidas. Última etapa sobre el papel la más rodadora al pelo a sus cualidades. Entrada a Lisboa también de noche. Fisica y mentalmente un portento.
- Gonzalo. Cualidades: Escalador y rodador. Etapas 3 y 7 las más montañosas y con más desnivel + acumulado. Etapas diurnas en su mayoría. Las empinadas cuestas para él no tienen secretos. Sube los puertos como si fuera montado en una escalera mecánica. El Pantani. Etapa 9 a sus pies. Sobre el papel más rodadora. Objetivo: asegurar la posición e incluso ganar puestos en las altas cumbres.
- Pillu Machine. Cualidades: Por definir y descubrir. Etapas 2 y 4. Como al gran Dinio ¨la noche le confunde¨ asi que la primera etapa integra de noche para él. Etapas de media montaña con alguna encerrona que otra. Etapa 8 primera también por territorio portugués. Nunca ha pedaleado en el extranjero. De idiomas mal. Objetivo: que no se pierda de noche y acabe en Jerez de La Frontera.
- Victor. Cualidades: Rodador. Normalmente con un cuchillo entre los dientes. El Terminator de Valdeorras. Etapas 1.5.6 y 10. La idea. Buen posicionamiento del equipo desde la primera etapa. Descanso de nueve a diez horas y etapas 5 y 6 nocturnas seguidas. Última etapa sobre el papel la más rodadora al pelo a sus cualidades. Entrada a Lisboa también de noche. Fisica y mentalmente un portento.
- Gonzalo. Cualidades: Escalador y rodador. Etapas 3 y 7 las más montañosas y con más desnivel + acumulado. Etapas diurnas en su mayoría. Las empinadas cuestas para él no tienen secretos. Sube los puertos como si fuera montado en una escalera mecánica. El Pantani. Etapa 9 a sus pies. Sobre el papel más rodadora. Objetivo: asegurar la posición e incluso ganar puestos en las altas cumbres.
- Pillu Machine. Cualidades: Por definir y descubrir. Etapas 2 y 4. Como al gran Dinio ¨la noche le confunde¨ asi que la primera etapa integra de noche para él. Etapas de media montaña con alguna encerrona que otra. Etapa 8 primera también por territorio portugués. Nunca ha pedaleado en el extranjero. De idiomas mal. Objetivo: que no se pierda de noche y acabe en Jerez de La Frontera.
Mis etapas
¿Qué cómo es el recorrido en esta prueba? Pues hay de todo como en botica. Mis etapas. Os las cuento así un poco de aquella manera. Las de Gonzalo las contará en su blog y las de Victor quedarán en su recuerdo :
Etapa 2: Robledo de Chavela- Burgohondo. Km. 65,5. Tiempo: 2: 37: 44. Velocidad media: 24, 9 km/h. Desnivel: 1134+. Tiempo ni frio ni calor. No lluvia.
Salida por asfalto de Robledo en ascenso, intercalando caminos y carretera. Giro a la derecha para adentrarnos por caminos y senderos con alguna que otra subida seria y bajada divertida. Embalse de Burguillo que se bordea en su mayoría por una pista de asfalto rugoso. Luego camino rápido que nos lleva a una zona de trialeras de subida y bajada muy entretenidas.
En la zona previa de camino en una curva a derechas muy rápida un charco traicionero hizo que mi rueda delantera perdiera tracción y saliera volando literalmente por los aires. La galleta seria. Nunca había sentido, como este día, el impacto del casco en el suelo. Bendito casco. Heridas en pierna izquierda y hombro derecho. Pequeño aturdimiento de la caida pero sin consecuencias físicas graves.
Resultado mecánico: el mando de cambio Sram XX destrozado imposibilitandome meter el plato grande. Final de la etapa hasta Burgohondo en llano y bajada. Yo con el plato pequeño dando pedales como un dibujo animado a toda leche. Llegada a la plaza de toros de Burgohondo con las rodillas haciendo horas extras. La Madrid-Lisboa me ha dado la primera cornada. Mi Trek 9,8 a barbecho. Una Niner será mi nueva compañera. Gracias Rafa.
¿Qué cómo es el recorrido en esta prueba? Pues hay de todo como en botica. Mis etapas. Os las cuento así un poco de aquella manera. Las de Gonzalo las contará en su blog y las de Victor quedarán en su recuerdo :
Etapa 2: Robledo de Chavela- Burgohondo. Km. 65,5. Tiempo: 2: 37: 44. Velocidad media: 24, 9 km/h. Desnivel: 1134+. Tiempo ni frio ni calor. No lluvia.
Salida por asfalto de Robledo en ascenso, intercalando caminos y carretera. Giro a la derecha para adentrarnos por caminos y senderos con alguna que otra subida seria y bajada divertida. Embalse de Burguillo que se bordea en su mayoría por una pista de asfalto rugoso. Luego camino rápido que nos lleva a una zona de trialeras de subida y bajada muy entretenidas.
En la zona previa de camino en una curva a derechas muy rápida un charco traicionero hizo que mi rueda delantera perdiera tracción y saliera volando literalmente por los aires. La galleta seria. Nunca había sentido, como este día, el impacto del casco en el suelo. Bendito casco. Heridas en pierna izquierda y hombro derecho. Pequeño aturdimiento de la caida pero sin consecuencias físicas graves.
Resultado mecánico: el mando de cambio Sram XX destrozado imposibilitandome meter el plato grande. Final de la etapa hasta Burgohondo en llano y bajada. Yo con el plato pequeño dando pedales como un dibujo animado a toda leche. Llegada a la plaza de toros de Burgohondo con las rodillas haciendo horas extras. La Madrid-Lisboa me ha dado la primera cornada. Mi Trek 9,8 a barbecho. Una Niner será mi nueva compañera. Gracias Rafa.
Etapa 4. Navaperal de Tormes- Navaconcejo. 61,9 km. Tiempo: 2:39:11. Velocidad Media: 23,3 km/h. Desnivel: 493 +. Noche.
Es la hora de los focos. La hora de los murciélagos. Salida integra de noche. Fresquito. Cazadora Craft de invierno y piernas al aire. Asfalto hasta Barco de Avila. Unos 20 rapidísimos kilómetros. Grupo de cinco bikers, entre ellos Luis Pasamontes. Se vuela. Llegada al pueblo de las famosas judias. Recuerdos de la adolescencia de mis veranos en Piedrahita. Noches de juerga por estos lares y algún amor veraniego. Pero ahora estamos en otras historietas. Cruce del rio Tormes por el Puente Viejo y empieza la verbena. Camino paralelo al rio. No hay que perder al grupo. La linea del GPS ya no es tan nitida. Hay que ir con cuidado para no extraviarse en la noche. La sensación de pedalear en bici de noche es indescriptible. Un lujo. El camino en algunos momentos se hace rio. Me meto hasta las rodillas. De noche y calado. Se marcha a buen ritmo. Barro y HO2. Un terrible ruido sale de mi rueda delantera. No veo nada raro. Tal vez porque es de noche. Paro. Me quedo sólo. Muy mal se me tiene que dar para que no me ataque una alimaña nocturna. La bateria del foco se ha metido entre los radios de mi rueda delantera. No ha habido destrozo. Nadie por delante, nadie por detrás. Machine y la noche frente a frente. Alone. Tengo susto. Aquí se forjan las leyendas.
Subida al Puerto de Tornavacas. Las fuerzas bien. Bajada por un empinado cortafuegos abarrotado de piedras donde dejarte los dientes es más que probable. Yo por ahí no bajo de día como para hacerlo de noche. Recuerdos de los puntos de sutura y del frio metal en la clavícula. Es la hora del trail. Joder con el cortafuegos. Seguimos. Camino asfaltado. Estrecho sendero paralelo a lo que parece un precipicio por donde discurre un rio. Piedras por aquí, piedras por allá. Como te piñes hacia la derecha caes en un agujero negro. El paisaje es nada. Todo oscuro. Sólo la luz del foco ilumina el camino. La luz del frontal atrae a algunas despistadas polillas que se chocan contra él como obuses. No me gustan los bichos que vuelan erráticos. Más asfalto, más arena. Estamos en el Valle de El Jerte. No hay cerezas. Pedaladas rápidas y Navaconcejo. Relevo. Victor espera con los ojos inyectados de velocidad.....
Es la hora de los focos. La hora de los murciélagos. Salida integra de noche. Fresquito. Cazadora Craft de invierno y piernas al aire. Asfalto hasta Barco de Avila. Unos 20 rapidísimos kilómetros. Grupo de cinco bikers, entre ellos Luis Pasamontes. Se vuela. Llegada al pueblo de las famosas judias. Recuerdos de la adolescencia de mis veranos en Piedrahita. Noches de juerga por estos lares y algún amor veraniego. Pero ahora estamos en otras historietas. Cruce del rio Tormes por el Puente Viejo y empieza la verbena. Camino paralelo al rio. No hay que perder al grupo. La linea del GPS ya no es tan nitida. Hay que ir con cuidado para no extraviarse en la noche. La sensación de pedalear en bici de noche es indescriptible. Un lujo. El camino en algunos momentos se hace rio. Me meto hasta las rodillas. De noche y calado. Se marcha a buen ritmo. Barro y HO2. Un terrible ruido sale de mi rueda delantera. No veo nada raro. Tal vez porque es de noche. Paro. Me quedo sólo. Muy mal se me tiene que dar para que no me ataque una alimaña nocturna. La bateria del foco se ha metido entre los radios de mi rueda delantera. No ha habido destrozo. Nadie por delante, nadie por detrás. Machine y la noche frente a frente. Alone. Tengo susto. Aquí se forjan las leyendas.
Subida al Puerto de Tornavacas. Las fuerzas bien. Bajada por un empinado cortafuegos abarrotado de piedras donde dejarte los dientes es más que probable. Yo por ahí no bajo de día como para hacerlo de noche. Recuerdos de los puntos de sutura y del frio metal en la clavícula. Es la hora del trail. Joder con el cortafuegos. Seguimos. Camino asfaltado. Estrecho sendero paralelo a lo que parece un precipicio por donde discurre un rio. Piedras por aquí, piedras por allá. Como te piñes hacia la derecha caes en un agujero negro. El paisaje es nada. Todo oscuro. Sólo la luz del foco ilumina el camino. La luz del frontal atrae a algunas despistadas polillas que se chocan contra él como obuses. No me gustan los bichos que vuelan erráticos. Más asfalto, más arena. Estamos en el Valle de El Jerte. No hay cerezas. Pedaladas rápidas y Navaconcejo. Relevo. Victor espera con los ojos inyectados de velocidad.....
Etapa 8. Cedillo- Ponte de Sort. 91,2 km. Tiempo: 3:53:02. Velocidad Media: 23,5 km/h. Desnivel: 519+. LLuvia a mares.
Tres etapas han pasado desde mi última salida. Unas diez horas de descanso sin descansar nada. El cielo desplomándose sobre nuestras cabezas. Lluvia que no chirimiri. Es mi última etapa.
Sendero para salir de Cedillo. Cuatro bikers y el que esto escribe. Una chica y tres miembros del equipo Anguita, entre ellos el amigo Daniel Santos. El camino se empina en una divertida trialera hasta la presa de Cedillo. Mis acompañantes se paran al llegar abajo. Reventón de dos ruedas. Tiramos la chica y yo. Ella tira más. Subida por asfalto. Las piernas no carburan. Se va. No la volveré a ver hasta Lisboa haciéndose la foto con el equipo ganador en feminas. Hablo con mis piernas: Qué os pasa alma de cantaros. Que no damos más de sí. Venga un poquillo más y ya está. Qué sólo os quedan 88 kilómetros. Las jodias no contestan pero siguen pedaleando. Quién calla otorga.
Vuelvo a quedarme sólo. Subidas. Bajadas. Caminos embarrados entre dehesas. Charcos de profundidad profunda. Las ruedas se pegan a la arcilla como los sellos al papel. Pasan los kilómetros masticando barro. Un biker me alcanza sobre el km 35. Su ritmo es muy bueno. Intento juntarme a él (equipo ganador en parejas) me cuesta pero lo logro. Calzada romana con las piedras resbaladizas como las truchas. El biker se va. Soledad. Por algún pueblo los niños ya me hablan en portugués. Ahora comienzo a disfrutar sobre la Niner. Pasan lentos los kilómetros alternando asfalto y barro. Llegada a una zona boscosa. Los engranajes ya llevan un tiempo funcionando bien. Doy alcance al biker que se me había escapado. Desvio a la derecha. Cartel 10 km a Ponte de Sort. El track nos manda a la izquierda. Encerrona. Rampón. Entrada en un bosque interminable. Es el momento de darlo todo, de no guardar nada. Para mí la Madrid- Lisboa esta apunto de terminar. 15 kilómetros y game over. Mi acompañante se queda. De veras que no puedo ir más rápido. Un esfuerzo más y ya está. El pueblo no aparece. Sólo hay árboles, nada más. Sólo hay charcos, nada más. Se me hace larga la etapa. Al fin unas casas. Ponte de Sort. De nuevo otro regate. Sigue lloviendo. Ahora si, las mojadas calles del pueblo me marcan el camino. Pedaladas. Pedaladas. La meta esta a cien metros. Es el final. La lluvia en mi rostro se mezcla con alguna lágrima furtiva.
Mi trabajo ya está hecho. Le toca ahora a Gonzalo la novena. A Victor la décima y a Lisboa. No sé porque pero es decir décima y Lisboa y acordarme del minuto 93 y Sergio Ramos. A la mecha que encendimos a la una del viernes en Las Rozas ya le queda poca cuerda. Esto se acaba.
En un recodo, en El Parque de las Naciones de Lisboa, el ansiado arco de meta. No hay bullicio. Sólo espera y cansancio. Algunos transeúntes pasan a nuestro lado y radiografían nuestras caras y nuestras bicicletas embarradas. Una música lejana pone banda sonora al momento. Ya debe de quedar poco para que llegue. El final, antes tan lejano, ya está cerca.
Las luces parecen que flotan sobre el río. Inmóviles, como una guirnalda infinita, sus reflejos se pierden, en una sinuosa curva, más allá de nuestra vista............. Uffffffffff. Lo siento. Me da que esto ya lo he escrito. Es lo que tiene empezar por el final.
Abrazos y apiernas a todos.
Tres etapas han pasado desde mi última salida. Unas diez horas de descanso sin descansar nada. El cielo desplomándose sobre nuestras cabezas. Lluvia que no chirimiri. Es mi última etapa.
Sendero para salir de Cedillo. Cuatro bikers y el que esto escribe. Una chica y tres miembros del equipo Anguita, entre ellos el amigo Daniel Santos. El camino se empina en una divertida trialera hasta la presa de Cedillo. Mis acompañantes se paran al llegar abajo. Reventón de dos ruedas. Tiramos la chica y yo. Ella tira más. Subida por asfalto. Las piernas no carburan. Se va. No la volveré a ver hasta Lisboa haciéndose la foto con el equipo ganador en feminas. Hablo con mis piernas: Qué os pasa alma de cantaros. Que no damos más de sí. Venga un poquillo más y ya está. Qué sólo os quedan 88 kilómetros. Las jodias no contestan pero siguen pedaleando. Quién calla otorga.
Vuelvo a quedarme sólo. Subidas. Bajadas. Caminos embarrados entre dehesas. Charcos de profundidad profunda. Las ruedas se pegan a la arcilla como los sellos al papel. Pasan los kilómetros masticando barro. Un biker me alcanza sobre el km 35. Su ritmo es muy bueno. Intento juntarme a él (equipo ganador en parejas) me cuesta pero lo logro. Calzada romana con las piedras resbaladizas como las truchas. El biker se va. Soledad. Por algún pueblo los niños ya me hablan en portugués. Ahora comienzo a disfrutar sobre la Niner. Pasan lentos los kilómetros alternando asfalto y barro. Llegada a una zona boscosa. Los engranajes ya llevan un tiempo funcionando bien. Doy alcance al biker que se me había escapado. Desvio a la derecha. Cartel 10 km a Ponte de Sort. El track nos manda a la izquierda. Encerrona. Rampón. Entrada en un bosque interminable. Es el momento de darlo todo, de no guardar nada. Para mí la Madrid- Lisboa esta apunto de terminar. 15 kilómetros y game over. Mi acompañante se queda. De veras que no puedo ir más rápido. Un esfuerzo más y ya está. El pueblo no aparece. Sólo hay árboles, nada más. Sólo hay charcos, nada más. Se me hace larga la etapa. Al fin unas casas. Ponte de Sort. De nuevo otro regate. Sigue lloviendo. Ahora si, las mojadas calles del pueblo me marcan el camino. Pedaladas. Pedaladas. La meta esta a cien metros. Es el final. La lluvia en mi rostro se mezcla con alguna lágrima furtiva.
Mi trabajo ya está hecho. Le toca ahora a Gonzalo la novena. A Victor la décima y a Lisboa. No sé porque pero es decir décima y Lisboa y acordarme del minuto 93 y Sergio Ramos. A la mecha que encendimos a la una del viernes en Las Rozas ya le queda poca cuerda. Esto se acaba.
En un recodo, en El Parque de las Naciones de Lisboa, el ansiado arco de meta. No hay bullicio. Sólo espera y cansancio. Algunos transeúntes pasan a nuestro lado y radiografían nuestras caras y nuestras bicicletas embarradas. Una música lejana pone banda sonora al momento. Ya debe de quedar poco para que llegue. El final, antes tan lejano, ya está cerca.
Las luces parecen que flotan sobre el río. Inmóviles, como una guirnalda infinita, sus reflejos se pierden, en una sinuosa curva, más allá de nuestra vista............. Uffffffffff. Lo siento. Me da que esto ya lo he escrito. Es lo que tiene empezar por el final.
Abrazos y apiernas a todos.