Tengo miedo. Temor a la humillación familiar en la cena de año nuevo. A ser el centro de los comentarios jocosos, burlescos. Este año no lo veo claro. Él está a tope. Su panza incipiente ha desaparecido, está más fino. Bebe lo justo, nada de cerveza, nada de cubatas. Las patatas fritas ni olerlas y los aperitivos de los bares los desplaza con un hábil movimiento de muñeca apartándolos de su vista. Sólo come para subsistir.
Este año se lo ha tomado en serio. Después de dos ediciones sucumbiendo a la velocidad de el galgo de Chamberí este año no lo quiere permitir. Me quiere ganar y a ser posible humillar.
Me han dicho que se ha entrenado con los mejores en el centro de Alto Rendimiento del polígono ¨Las Arenas¨ en Pinto. Entrena en altura en la T4. Va a por todas y quiere zanparme, como el gato Silvestre a Piolín.
Me dice su familia que ya no ve la tele. Sólamente Rocky IV. Rebobina toda la película y se queda absorto en el fragmento en el que el gran Rocky se prepara para pelear contra el fornido soviético . Corta leños de encina a machetazos, incluso le han visto adentrarse en alguna carnicería para endiñar de puñetazos a los cochinillos colgados de los ganchos. Esta en forma y quiere machacarme.
Ha puesto en la mesilla de noche una foto de Forrest Gump. Se traga la infumable Carros de Fuego y no deja ver a sus hijos ni Dora La exploradora ni Bob esponja, sólo los dibujos del Correcaminos. Entrena de día. Entrena de noche. No santifica las fiestas y ha cambiado la misa de los domingos por las adidas y los fartlek. Ya no tiene la mirada clara, tiene los eyes of tiger..............
El cuñao, mi manager, mi familia, mi sangre. Aquel que ha compartido mi mesa. El tutor y benefactor de mis hijos va a por mí y nadie le puede parar........creo que me va a hacer pagar duro mis dos años de cachondeo.
No me queda más remedio este mes que sufrir y correr. Entrenar duro para seguirle el ritmo y en la cuesta de la Avenida de la Albufera lanzar el ataque definitivo. No me queda otra que calzarme las zapatillas, sufrir todos los achaques que me provoca el correr, y utilizar el ataque psicológico para minar su moral. Esa es la táctica. No se si será válida o no, sino siempre queda el recurso infalible de la trafullería.
Os adjunto una foto para que le veáis y me digáis si no es para tenerle miedo. No sé a vosotros pero a mí me asusta....................
Continuará.