Qué majo el animalucho. Siempre he sentido simpatía por los conejos (Absténganse los mal pensados de asociar a tan afable animalillo con los santos atributos del genero femenino). Y sus crías: los gazapos, tan pequeños, tan adorables.
El conejo: animal de cuento, de dibujos animados. Suave. Peludo. Su andar garboso, su espíritu afable le hacen un ser entrañable. El top model de los peluches. Pero la palabra gazapo tiene como Darth Vader, un lado oscuro. El del camelo, el del engaño. El del error.
Me he fijado en él para definir a una tipología de ciclista que está últimamente proliferando por las marchas en toda la geografía nacional. No tanto por los rasgos estéticos de tan amable animal como por sus carácterísticas físicas y psíquicas. Me refiero a su astucia, a su rapidez, a su espíritu vivaz. Todas estas carácterísticas han hecho que asociemos a los gazapos con un hombre astuto, espabilado, en definitiva, un listo. Y ahí es donde voy. Podía haber titulado el post El Ciclista Aguilucho, o el Ciclista Culebrilla. pero al final me he decantado por nuestro amigo el gazapo por una serie de razones que ahora explicaré.
Antes de continuar me gustaría dar una serie de datos que caracterizan a nuestro amigo el ciclista gazapo. Lo primero es que se está convirtiendo en una plaga dificil de erradicar. Este ciclista prolifera normalmente en las marchas no competitivas, aunque también aparece en las que el cronómetro mide nuestros tiempos. Mientras los demás ciclistas se colocan detrás del arco de salida, madrugan para coger sitio, esperan a que den la salida colocándose religiosamente tras los compañeros que les preceden, el ciclista gazapo NO. Suele agazaparse en su madriguera a 100, 200 o 300 metros del arco de salida y, como si de una aparición se tratara, se mete en la marcha en los primeros puestos haciendo frenar a los demás e incluso poniendo en peligro la integridad física de éstos. Salen de detrás de los coches, de los portales, de las callejuelas anexas a la carrera, raudos, como si nada hubiese pasado. Para qué esperar, piensan en su madriguera, si soy el más listo de la camada............ Ya lo dice el refranero: ¨En donde menos se espera, sale el gazapo en carrera¨.
En algunas marchas competitivas, me viene ahora a la memoria los 10000 de El Soplao de mtb, los ciclistas gazapos, se colocan detrás de las vallas, cerca del arco de salida, en las calles cercanas, y cuando el Thunderstrack de ACDC toca a su fin, saltan, se cuelan por todos los lados como las grupis en los conciertos. Orgullosos de su gesta, se incorporan al pelotón sin más. Su cara, de satisfacción.
- ¡¡Qué listo que soy!!. Susurran para sus adentros.
Por todos es sabido la gran capacidad sexual de nuestros amigos peludos. Su determinación y su constancia en esto de hacer el acto de la fornicación. Aquí radica una de las mayores semejanzas con la tipología de ciclista que hoy nos ocupa: la gran capacidad que tienen este tipo de ciclistas por sodomizar a los demás. Vamos, por dar por donde amargan los pepinos a sus semejantes.
La Clásica de Valdemorillo es uno de los mejores cotos de esta especie. Seguro que conocéis muchas más. Hay más gazapos allí que en las mejores fincas de Castilla la Mancha. No darías a basto con los cartuchos. Hay que extinguirlos, acabar con ellos. Convertirnos en Elmer siempre detrás del resabiado de Bugs Bunny. Pero esta vez acertando con la escopeta. Echando al listo del conejo a la cazuela.. Ya lo sabéis amigos:
- ¨Al conejo y al villano. Despedazarlo con la mano¨.
Sed felices.